Durante el siglo XIX el
género operístico europeo se direcciona en movimientos y formas claramente nacionalistas,
algunas de ellas muy populares, por lo que juegan un papel primordial en el
desarrollo inmediato del musical del siglo XX. Estos movimientos nacionalistas
incluyen el florecimiento de la Opereta francesa y vienesa; la Zarzuela Española ;
la ópera italiana de Giuseppe Verdi; las óperas cómicas de Gilbert y Sullivan
en Inglaterra; la ópera rusa de Mijail
Glinka, Modest Mussorgsky, P.I. Tchaikovsky y Alexander Borodin; la ópera sueca
de Ivar Hallström y Anders Hallén, la ópera húngara de Ferenk Erkel, la
checoslovaqua de Frandrisek Skroup, Bedrich Smetana, Antonin Dvorak y Leos Janácek.
Nos detendremos a
continuación en los que considero de mayor relevancia hacia el nacimiento del
musical moderno.
A-FRANCIA:
“La opereta en el siglo XIX era una combinación de historia sentimental o
romántica contada en diálogo hablado, música y danza, que pretendía más
divertir que edificar. De origen francés, sus raíces proceden de los primeros
días de la
opéra-comique. La tradición de música ligera para entretenimiento,
que empezó entonces, se prolongó en las obras de compositores del siglo XVIII,
como Grétry, Monsigny y Philidor. Su música está emparentada con la de la
comedia musical en ritmo y ligereza de textura. Otros compositores franceses
durante la primera mitad del siglo XIX, cuyas obras oscilan en las fronteras
entre ópera y opereta, son Adolphe Adam con LE POSTILLON DE LONGJUMEAU
(1836), Albert Grisar con PANTALON (1851), Antoine Louis Clapisson con LA
FRANCHONNETTE (1856) y Víctor Massé con GALATÉE (1852) y LES
NOCES DE JEANETTE (1853). Estas obras, sin pretensiones y más bien
frívolas, prepararon el camino para el pleno florecimiento de la opereta en la
favorable atmósfera del segundo imperio (1852-1870).” [1]
LES NOCES DE JEANETTE Victor Massé (1822-1884) / Jacques Offenbach(1819-1880)
BarokOpera. Amsterdam. 2008
El principal protagonista
de la Opereta en éste período napoleónico, y el nombre clave en el género de la
Opereta francesa, es Jacques Offenbach (1819-1880). Por su nacimiento fue
alemán; por su vida, francés. Offenbach fue un hombre de teatro en todo el
sentido de la palabra; no sólo fue compositor, sino también director de escena,
empresario y descubridor de talentos.
Jacques Offenbach (1819-1880)
Por la época del segundo
imperio, Napoleón impuso un plan en que controlaba qué tipos de espectáculos se
podían representar en los teatros, y limitaba a los teatros pequeños a no tener
más de cuatro intérpretes. Offenbach burló ingeniosamente éstas disposiciones,
luchando contra el sistema imperante, y sus primeros espectáculos se produjeron
en salas muy pequeñas o sitios hábilmente utilizados para tal fin.
En 1855 fundó el teatro de
los Bouffes-Parisiens, una pequeña
estructura de madera en los Campos Elíseos, donde comenzó a dar al público la
serie de sus operetas. “Se trasladó posteriormente a otro, casi igual de
pequeño, en el Boulevard des Italiens. Allí en 1857 tuvo su primer éxito
resonante ORPHÉE AUX ENFERS, una sátira extraordinariamente hábil del ORPHÉE
de Gluck. Le siguieron un asombroso número de obras, casi cien: ingeniosas,
satíricas, al día, que parodiaban a música y músicos más serios, ridiculizando la pomposidad. Entre
la más conocidas se cuentan LA
BELLE HÉLENE (1864), LA VIE PARISSIENNE
(1867) y LA GRANDE DUCHESSE
DE GÉROLSTEIN (1867). Su última y mas ambiciosa
obra fue LES CONTES D’ HOFFMAN (1881), que es una ópera romántica de una
categoría absolutamente diferente. La fama de Offenbach y su música se extendió
enseguida más allá de París, a Londres y a Viena, la ciudad que se convertiría
en el centro por excelencia de la opereta.” [1]
La Belle Helene- Dessins de Darjou. 1865
Les Contes d'Hoffman- Barcarolle
B-AUSTRIA:
Entre 1860 y 1930 la opereta vienesa proporcionó una mezcla maravillosa de
entretenimiento escapista construida alrededor de argumentos poco comunes y de
estilo elegante, música pegajosa y la elegancia del vals vienés como eje
central.
Aunque la música era
regularmente vienesa, la fuente de los argumentos era a menudo francesa, como
es el caso del primer gran éxito de éste fenómeno: DIE FLEDERMAUS- EL
MURCIÉLAGO (1874), del compositor Johann Strauss hijo (1825-1899), quien ya
había registrado algunas operetas de talla prematura frente al anterior. A éste
éxito le sucedieron una serie de operetas vienesas de Strauss y otros autores,
que no sobresalieron tanto hasta la renovada frescura que se siente en el gran
éxito de DIE LUSTIGE WITWE-LA VIUDA ALEGRE (1904) del compositor húngaro
Franz Lehár (1870-1948), basado también en un argumento original francés.
EL MURCIELAGO. Obertura
LA VIUDA ALEGRE
Angélica María y Saúl Lizaso
Dueto Ana y Danilo. México. 1993
Otros éxitos posteriores
destacados del repertorio vienés incluyen: DER TAPFERE SOLDAT-EL SOLDADO DE
CHOCOLATE (1908) con música de Oscar Strauss (1870-1954), LA PRINCESA DEL
DÓLAR (1907) con música de Leo Fall y AMOR GITANO de
Lehár. La opereta vienesa llevó una existencia más precaria después de la Primera Guerra
Mundial que separó Austria de Hungría, y decayó prontamente,
en medio de la evidente diferencia entre el duro mundo real que vivía Austria
en ese momento y los dulces, pero falsos, ensueños teatrales de los
espectáculos de la Opereta vienesa.
THE CHOCOLATE SOLDIER
Programa de mano. Broadway. 1934
THE CHOCOLATE SOLDIER
Póster de la película musical. 1941
C-ESPAÑA: España,
en contraste a un vasto legado literario y teatral en los siglos XVI y XVII, no
registra grandes nombres en la historia operística por entonces. Lo poco que se
registra son algunas colaboraciones de los famosos dramaturgos del siglo de oro
español con espectáculo que incluían en gran medida una participación musical.
Por ejemplo, se representó una “égloga pastoral” de Lope de Vega en la corte de
Felipe IV en 1629, que era, al parecer, enteramente cantada, aunque la música
se ha perdido. Espectáculos como éste se siguieron representando en un teatro
llamado La Zarzuela, cerca de Madrid. Esta palabra, Zarzuela, dará nombre al
género característico de la ópera o teatro musical español por naturaleza.
Obras del siglo XVIII como LAS SEGADORAS DE VALLECAS (1768) y LAS
LABRADORAS DE MURCIA (1769), del poeta Ramón de la Cruz y del compositor
Rodríguez de Hita, están inspiradas en escenas de la vida aldeana, y la música
explotaba canciones y bailes típicos españoles.
“Otro acontecimiento lo
constituyó el surgimiento de la tonadilla. Comenzó por ser simplemente una
canción, transformándose en un dueto o diálogo, que la llevó hacia la esfera de
lo teatral, a partir de la cual evolucionó hacia una pequeña opereta, que
duraba entre diez y veinte minutos, de carácter parecido al intermezzo
napolitano. No sólo se inspiraba en la música tradicional nativa, sino que
usaba “tipos”, como en la commedia
dell’arte, y hacía un uso abundante de diálogos improvisados y episodios
chistosos. Era un arte efímero, escrito para un día y luego olvidado. Unas dos
mil de estas obras se conservan sólo en Madrid. La tonadilla no sobrevivió al
siglo XVIII.” [1]
Teatro de la Zarzuela en Madrid
La Zarzuela primitiva tuvo
un resurgimiento clave en Madrid a final del siglo XIX, gracias a la
inauguración en 1856 del Teatro de la Zarzuela.
“La música folclórica
española es regional –catalana, vasca, Navarra, gallega, andaluza y demás-. La
música de una verdadera zarzuela debe limitarse a la de la provincia donde se
desarrolla.” [1]
LA ROSA DEL AZAFRAN
Las Espigadoras. Fundación Arte Lírico. Bogotá. 2008
“Hay dos tipos de zarzuela: la zarzuela grande, un espectáculo vespertino, en tres actos; y el género chico, en un acto. Este último es habitualmente cómico, el primero más serio.” [1]
LA LEYENDA DEL BESO
Intermedio de la Zarzuela
Los títulos y personajes de la Zarzuela española merecen un estudio detallado y completo que detallaremos en otro momento, dada su importancia para el teatro musical latinoamericano.
Dada nuestra fuerte influencia española, incluso más fuerte a principios del siglo XX, la zarzuela se cultivó a lo largo de toda latinoamérica, mediante la presentación de compañías españolas en gira y la incursión de creaciones autóctonas. Por Buenos Aires, Ciudad de México, Bogotá y Caracas encontramos zarzuelas originales creadas en el principio del siglo XX; sin embargo su desarrollo particular en Cuba, merece un capítulo aparte y un estudio profundo de la evolución respectiva que tuvo el género en la isla.
D-INGLATERRA: Un dueto de compositor y libretista darían los principales exponentes de la opereta inglesa en la época victoriana y establecerían desde ahí una tradición muy común de asociar la creación de obras del teatro musical mediante ésta figura de "dupla" de colaboración estable, sin duda replicada posteriormente en nombres como Rodgers & Hammerstein, Kander & Ebb, Bock & Harnick, Lloyd Webber & Rice, etc. y en latinoamérica Cibrián & Mahler.
Hablamos del dueto Gilbert & Sullivan con una producción bastante reconocida de catorce operetas.. El libretista era W.S. Gilbert (1836-1911) y el músico Arthur Sullivan (1842-1900). Las operetas eran muy coloridas, llenas de sátira política y lo que mencionan los historiadores como "un mundo al revés", donde el orden social está totalmente alterado.
THE PIRATES OF PENZANCE
Dada la relación inglesa con los Estados Unidos, hay mucha influencia de éstas operetas en norteamerica y son un referente importante en la historia del teatro musical, particularmente en New York. Obras tan populares como THE PIRATES OF PENZANCE han tenido varias temporadas en Broadway e incluso se han llevado a la pantalla grande en películas musicales modernizadas.
REFERENCIAS:
(1) ORREY, Leslie.
Revisada
y actualizada por Rodney Milnes.
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