sábado, 13 de abril de 2013

BROADWAY y una breve perspectiva del musical del siglo XX ( 1960s - Hoy)

La década de los 60’s se caracterizará por una lista enorme de producciones importantes para el repertorio universal del teatro musical, trayendo varias combinaciones de autores y artistas de las cuales distinguiremos solo algunas pocas.



Elenco Original de
The Fantasticks (1960)
El 3 de Mayo de 1960 se estrenó en un pequeño teatro del Greenwhich Village de New York The Fantasticks, con música de Harvey Schmidt y texto dramático y letras de Tom Jones. Éste es un musical que ha seguido en temporada desde entonces hasta la fecha, siendo el musical americano de mayor número de representaciones. Su presencia en cartel ha estado en lo que se conoce como Off-Broadway, es decir el circuito de teatros pequeños neoyorquinos alternos a las grandes marquesinas de Broadway; inicialmente se refería a lo que podía ser considerado por unos como teatro no-comercial, digamos, algo contestatario ó levemente censurado, como ocurrió años atrás con La Opera de los 3 Centavos, pero con los años las obras y musicales hechos para las salas pequeñas de Off-Broadway fueron consolidándose y demostrando que eran un espacio a veces comercialmente viable y que, de todas maneras, existía un público y un equipo de producción que necesitaba éste tipo de espectáculos alternos, ya sea como experimentación, formato ajustado al presupuesto ó simplemente como decisión acorde a la propuesta artística.  La pareja de Jones & Schmidt daría otros musicales a la historia del género, tales como 110 in the Shade (1963), I do! I do! (1966) y Celebration (1969), pero definitivamente The Fantasticks sería el más popular por recrear con magia y poesía el sentido norteamericano de los años 50s y por acomodarse en costos de producción a repetirse en teatros regionales y escolares con facilidad y abundancia.


Chita Rivera y Sammi Davis, Jr ensayando para Mr. Wonderful (1956)


Ya desde 1956 el talento musical de un compositor llamado Jerry Bock (1928-2010) había alcanzado la escena de Broadway en el musical Mr. Wonderful (1956), protagonizado por estrellas como Sammy Davis, Jr. (1925-1990) y Chita Rivera (quien un año más tarde estaría en el elenco original de West Side Story en el papel de Anita). Sin embargo la mayor contribución de Bock fué en asociación con el letrista Sheldon Harnick, con quien generarían inolvidables obras que marcan la década: Fiorello (1959), Tenderloin (1960), She Loves Me (1963), Fiddler on the roof (1964), The Apple Tree (1966) y The Rothsschilds (1970).   Todos estos espectáculos llenos de una teatralidad y riqueza en los personajes, canciones y situaciones, que Broadway nunca olvidará.   De éstos, tal vez, el más popular de todos fué Fiddler on the roof, que partió de la idea de su dramaturgo Joseph Stein (1912-2010) de hacer un musical basado en las historias tradicionales judías del escritor Sholom Aleichem, para lo que convenció a la pareja de músico y letrista, y al director y coreógrafo Jerome Robbins, y a un director teatral que ahora se quería probar como productor llamado Harold Prince (quien a partir de éstos años y hasta la fecha ha figurado en la dirección ó producción de los espectáculos más retumbantes del teatro musical).



Fiddler on the Roof
Revival de Broadway de 2004

Otro de los grandes productores de la historia de Broadway, que empezó a cosechar éxitos por los años 60s fué David Merrick (1911-2000). Ya había producido éxitos como Gypsy (1959), Irma la Douce (1960), Carnival (1961), entre otros.   Tendría un gran éxito con los musicales de británicos como Stop the world, I want to get off (1962) ó The Roar of the Greasepaint-The smell of the Crowd (1965), ambos de un par de artistas británicos Leslie Bricusse y Anthony Newley, quienes tendrían otros varios éxitos juntos y por separado en varios musicales no solo de la escena del West End londinense y de Broadway, sino también en Hollywood.

Anthony Newley interpreta
"Who can I turn to" del musical: 
"The Roar of the Greasepaint-The smell of the Crowd" (1965)


Con la producción de Merrick, el musical infantil produciría por primera vez éxitos de la talla de Oliver!(1962) de Lionel Bart (1930-1990), estrenada previamente en Londres en 1960, con una gama de canciones maravillosa que trascendería a la fama mediante su versión fílmica de 1968 también merecedora del Oscar a la mejor película.   Lionel Bart empezó muy joven haciendo un trío en Londres con Mike Pratt y Tommy Steele, quien se volvería un popular actor de los musicales en el West End de Londres.  Luego del éxito arrollador de Oliver!, Bart provaría su talento con otros musicales británicos como Blitz! (1962), Maggie May (1964) y Twang!! (1965).

Curiosamente, ésta etapa está marcada por la fuerte influencia y fusión de la escena británica en la escena de Broadway, y viceversa, lo cual se ha mantenido en los años futuros (mucho en los 1980s), aunque en unas etapas con mayor fuerza que en otras, en lo que se ha llegado a llamar la "invasión británica" ó "invasión europea" de los musicales.


Merrick también produciría por esos años un exitoso musical propuesto por él mismo a un libretista llamado Michael Stewart (1924-1987) y aceptando dudoso finalmente darle la responisbilidad de la música y letras a un joven compositor llamado Jerry Herman. El musical, basado en una comedia de Thornton Wilder llamada The Matchmaker (1955), introduciría a una encantadora casamentera llamada Dolly Levy, quien tiene toda la experiencia y facilidad para enlazar amores entre parejas, excepto por el suyo propio. Las canciones creadas por Herman para el espectáculo y para probar a Merrick que él podía hacerlo, eran pegajosas y genialmente diseñadas para apoyar el hilo dramático de la comedia y las exposiciones de sus personajes. Basado en la canción principal, el musical se estrenó primero en Detroit y Washington D.C. con el título de Hello Dolly! (1964) y el éxito fue inmediato. La canción central se convirtió en un estándar de gran popularidad, grabado por Louis Armstrong antes de que el show se estrenara en Broadway. El  personaje principal, que se había pensado inicialmente para Ethel Merman, quien no pudo hacerlo por estar en un tour regional con Gypsy, fué finalmente otorgado a Carol Channing. Así mismo, la dirección del espectáculo, propuesta inicialmente a Harold Prince, finalmente fué otorgada al coreógrafo de otros musicales de Broadway: Gower Champion (1919-1980). La fórmula de ésta particular combinación de talentos llenó el musical de un estilo fresco poco frecuente para su momento,  pero con la mejor tradición de las bases del musical cómico de Broadway. Su permanencia en los carteles de Broadway duró hasta finales de 1970 y su popularidad se extendió a producciones en Europa y Latinoamérica con numerosas estrellas de primera línea alternando el papel protagónico. Gower Champion, por su parte, tendría numerosos éxitos como coreógrafo de varios de los musicales de Herman, así como de otros titulares de Broadway como Bye, Bye Birdie (1961), Sugar (1973) y 42nd Street (1981), producidas por David Merrick.


Carol Channing con el elenco original de 
"Hello, Dolly!" (1964)

Programa de mano del musical de Jerry Herman
DEAR WORLD (1969)
protagonizado por Angela Lansbury
El estilo musical  único de Jerry Herman se volvió un ícono para la escena de Broadway, pues siguió generando tantos maravillosos éxitos con temas bien diversos, pero siempre con una visión dramática y estructural cimentada en el mejor nivel de Broadway. Sus números centrales, ó "Production Numbers" eran esperados ansiosamente en cada uno de sus nuevos musicales. Sus títulos incluyen, entre otros: Mame (1966), Dear World (1969), Mack & Mabel (1974), The Grand Tour (1979) y La Cage aux Folles (1983). Por lo general, comedias musicales dotadas de optimismo, alegría y personajes en la feliz madurez de sus vidas, librándose de sus ataduras y prejuicios mentales y evolucionando hacia el libre disfrute de cada momento.   Como dice la canción central de La Cage aux FollesLa Jaula de las Locas, como se conoció en latonoamérica): "Vive tu vida hoy". Éste es el lema que transpira el musical siempre, por su naturaleza propia. Vivir cada momento y disfrutarlo con exhuberancia, con la grandiosidad propia de la musicalidad y la magia del teatro musical. Es recurrente éste mensaje en el espíritu de todos los musicales.

Así, por ejemplo, un nuevo musical de 1965 proclamaría en su canción central:

"What good is sitting alone in your room?
Come hear the music play.
Life is a Cabaret, old chum,
Come to the Cabaret."

Joel Grey en el elenco original de CABARET (1966)
El musical se llamaba Cabaret (1966), basado en Historias de Berlín de Christopher Isherwood, relatos y personajes propios del cabaret alemán de finales de los años 20s, anticipando la guerra mundial y el nazismo emergente. Su ambiente oscuro y liberador, propio de éste tipo de espectáculo, dio nuevas posibilidades al teatro musical de Broadway, pues distaba mucho de la sofisticación y magia inocente que se asociaba frecuentemente con el género norteamericano. Digamos, que era un poco más cercana al estilo de Brecht y su Ópera de los 3 centavos, que al musical norteamericano (justamente una de las actrices elegidas en el reparto fué Lotte Lenya, la esposa de Kurt Weill). Algunas de sus canciones era interpretadas fuera de la convención del musical típico en que la música llega por arte de magia a los personajes; no, en éste caso, al ser canciones interpretadas en el Cabaret, los músicos y la relación con el público eran elemento explícitos para mostrar las interpretaciones en el escenario típico alemán, de un modo mucho más realista.


La idea de Cabaret surgió de Harold Prince, quien tras su éxito como productor en musicales como West Side Story, estaba explorando en toda su dimensión la responsabilidad de director y hombre íntegro de teatro; y así lo hizo con Cabaret, donde exploró las técnicas de actuación de Piscator y Meyerhold para lograr el lenguaje cargado de expresionismo que éste espectáculo requería. Para ello, encargó la responsabilidad de la búsqueda de la música y los números musicales adecuados a ese expresionismo al compositor John Kander y de las letras a Fred Ebb (1928-2004),  pareja de creativos que habían incursionado en Broadway con un musical de poco éxito protagonizado por la hija de Judy Garland y Vincent Minnelli, una joven Liza Minnelli, llamado Flora, the red menace (1965). Así mismo definió la forma de articular las diferentes historias y personajes mediante un maestro de ceremonias, personaje derivado de sus recuerdos cuando vivió por Stuttgart en Alemania; éste personaje sería inmortalizado por el talentoso actor Joel Grey tanto en Broadway como en la sucesiva película dirigida por Bob Fosse en 1972. Con Cabaret y otros de los futuros musicales dirigidos por Prince se iba construyendo una forma diferente de crear musicales, referidos a veces como "Musical Conceptual", por surgir desde la base de un concepto y no necesariamente desde un argumento, como se hacía tradicionalmente. 
John Kander y Fred Ebb
La pareja creativa de Kander y Ebb dominarían la escena de los musicales en las décadas subsecuentes, con éxitos tanto en el teatro, el cine, los conciertos y especiales de televisión. Títulos de su repertorio en el teatro incluyeron: The Happy Time (1968), Zorba (1968), 70, Girls, 70 (1971), Chicago (1975), The Act (1978), Woman of the Year (1981), The Rink (1984), Kiss of the Spider Woman (1992), Steel Pier (1997), Curtains (2006) y The Scottsboro Boys (2010). Entre las películas se cuenta las canciones para Funny Lady (1975) protagonizada por Barbra Streisand, y  New York, New York (1977) protagonizada por Liza Minnelli y Robert De Niro. Particularmente Chicago, fué otro de los musicales basados en personajes y ambientes oscuros exhibiendo sin verguenza la mediocridad del sistema judicial y de una sociedad con los valores trastocados por el amarillismo y la hipocresía de una moral falsa. Es en Chicago donde la dirección y coreografía de Bob Fosse (1927-1987), toma mayor representatividad de su particular estilo y aporte innegable al musical de Broadway; tras su reposición en los años 90s y la película realizada en 2003 por Rob Marshall, Chicago alcanzó niveles enormes de popularidad a nivel mundial.


Gwen Verdon y Chita Rivera en CHICAGO (1975)


Bob Fosse es tan vigente e importante para el teatro musical que su estilo coreográfico y estética tan particular de las obras en que participó se denomina hoy tan simplemente como "Fosse". Detalles en el movimiento de las manos, de la mirada, de la posición, el vestuario negro y los sombreros son solo algunos de los elementos más recurrentes en la producción de Fosse en el teatro y el cine. Tras incursionar como bailarín y actor en el teatro y en el cine, se estrena como coreógrafo en un par de exitosos musicales de los años 50s:  The Pajama Game (1954) y Damn Yankees (1955), ambos con música y letras de la dupla de Richard Adler (1921-2012) y Jerry Ross (1926-1955), y la dirección del multitalentoso hombre de Broadway George Abbott (1887-1995). Éste último musical fué protagonizado por quien sería su segunda esposa, la actriz Gwen Verdon (1925-2000), quien también lideraría los siguientes musicales coreografiados por Fosse: New Girl in Town (1958), Redhead (1959) y sobre todo la famosa Sweet Charity (1966). Otros éxitos de Fosse incluirían el musical de Stephen Schwartz Pippin (1972), Dancin' (1978) y Big Deal (1986).



Sweet Charity (1966) fué un espectáculo particular dentro de los dirigidos y coreografiados por Fosse. Basado en la película Las Noches de Cabiria de Federico Fellini, ésta interesante comedia musical tuvo en el libreto al talentoso dramaturgo Neil Simon y en las canciones las letras de la veterana Dorothy Fields (1905-1974), que ya habíamos mencionado en la época de los musicales de Irving Berlin, y en la música a un genio del jazz y el piano, el compositor Cy Coleman (1929-2004). Coleman, quien inició como compositor de éxitos y standards de jazz, entraría a los musicales de Broadway con Wildcat (1960), Little Me (1963), Sweet Charity (1966), Seesaw (1973), I love my wife (1979), On the Twentieth Century (1979), Barnum (1982), City of Angels (1990), The Will Rogers Follies (1991) y  The Life (1998).


Big Spender de la película "Sweet Charity" (1968)
Música de Cy Coleman, Letras de Dorothy Fields
Dirección y Coreografía: Bob Fosse




Extractos de  "The Life" (1998)
Música de Cy Coleman, Letras de Ira Gasman
Texto dramático de David Newman, Ira Gasman y Cy Coleman


Otro prolífico compositor de éstas décadas es Charles Strouse, quien alcanzó los titulares de Broadway desde el musical de Rock & Roll (precursor de los musicales Rock) Bye, Bye Birdie (1960), seguido por All American (1962),  Golden Boy (1964), It's a bird, it's a plane, it's Superman (1966), Applause (1970), I and Albert (1972), Annie (1977), Dance a little Closer (1983), Mayor (1985), Rags (1986), Nick and Nora (1993), Annie Warbucks (1993), entre muchos otros, formando equipo con los más diversas personalidades creativas de la escena de Broadway y Londres, en una inagotable labor como creador de canciones.


Charles Strouse con algunas chicas del elenco original de Annie (1977),
incluyendo a su protagonista Andrea Mc Ardle


Hair (1968) marca un episodio fundamental en la historia del teatro musical. Primero como un símbolo de su época hippie, contestataria, de rebeldía, de liberación y desparpajo, de ratificación de derechos igualitarios, de Woodstock, del Rock. Y eso, principalmente, del uso del Rock en la escena (bueno, el Rock & Roll cincuentero ya se venía usando en producciones anteriores como Bye, Bye Birdie y en películas de Hollywood con estrellas como Elvis Presley, Annette Furnichello y Frankie Avalon ó las películas británicas de Richard Lester con The Beatles), del nuevo Rock de los 60s-70s en escena. Así, Hair daría origen a una tendencia muy marcada de espectáculos musicales Rock, ya sea en forma de canciones aisladas, conciertos, óperas-rock, películas ó simplemente discos conceptuales con ideas musicales que pretendían narrar historias desde la óptica y la estética del Rock de la época. 


Poster de HAIR (1968)
The American Tribal Love-Rock Musical
Pero antes de ir a éstos puntos, Hair era un producto meramente teatral surgido de la mente de dos actores desempleados, James Rado y Gerome Ragni (1935-1991), en las calles del East Village de New York.  Ellos propusieron la idea a Joseph Papp, encargado de The New York Shakespeare Festival en off-Broadway, y éste demostró el interés y brindó el espacio en su teatro para avanzar con el proyecto. Luego vino encontrar al compositor, el músico canadiense Galt MacDermot viviendo en New York desde hacía cuatro años.  En Hair todo era nuevo, joven, fresco. Su popularidad fué maginificada por la controversia de la escena de nudismo y por los mensajes panfletarios tan directos, que conllevaba tanto las aprobaciones como los rechazos.  La propuesta alcanzaría fama mundial y reposición inmediata en los más diversos países por grupos de jóvenes que respiraban el espíritu de libertad, en contra de todos los episodios históricos de dictaduras, guerras y abusos en cada geografía.   El equipo creativo repetiría esfuerzos con un musical más llamado Two Gentlemen of Verona (1972). 


Algunos de los herederos indirectos del musical Rock tras Hair incluirían discos y trabajos de grupos rock tales como Tommy por The Who (el primer trabajo denominado Opera Rock), The Wall por Pink Floyd, entre otros, así como musicales juveniles algo más inocentes como el popular Grease (1972), Godspell (1971) ó The Wiz (1975) y sobre todo las creaciones de los británicos Andrew Lloyd Webber y Tim Rice. 



Andrew Lloyd Webber y Tim Rice. (1968)
Foto por David Wedgbury. National Portrait Gallery, Londres.


Andrew Lloyd Webber nació en 1948, siendo el hijo mayor de el director de The London College of Music W.S. Lloy Webber. Su primera música a ser publicada fue una suite para piano de extractos de un teatro de juguetes que él tenía a los nueve años. En 1965 se conoce con Tim Rice. Tim venía en ese tiempo con la idea de trabajar para el mundo del Rock & Roll y la canción pop, y había grabado un disco que fué un fracaso; por su lado Andrew tenía claro que quería hacer música para teatro. Así, juntos encontraron la posibilidad de desarrollar algo innovador y de calidad para la escena, y exploraron éste camino con un musical basado en la vida del Dr. Barnardo, un filántropo irlandés que ayudaba niños de la calle, y luego con un musical para niños basado en la historia bíblica de José y sus hermanos, llamado Joseph and the Technicolor Dreamcoat (1968), el cual fué muy exitoso en el teatro escolar de su tiempo. Tim había estudiado en colegio de religiosos, por lo que la tendencia hacia los temas bíblicos era su dominio, y siempre había tenido una fijación por el personaje de Judas Iscariote, viéndolo no desde la perspectiva religiosa sino desde la perspectiva meramente humana, por lo que instó a Andrew a trabajar en éste proyecto para teatro musical, que al ofrecerlo como un espectáculo fué rechazado por todos los teatros donde iban, de tal modo que decidieron hacer un disco con algunas canciones sobre la propuesta, que igual estaba inacabada. Hacer el disco fué lo mejor que les pudo ocurrir. Esto fué en 1969 y el disco inicial se prestaba ya para algunas novedades claves para su éxito posterior: primero el texto de una canción cuyo coro entonaba "Jesus Christ Superstar" era perfectamente sonoro e irreverente para el título, segundo usaron el concepto de que ésto era una "Ópera-Rock", pues así estaba concebido, otro gran slogan para su tiempo. Las canciones de Judas serían cantadas por un cantante llamado Murray Head que tenía una banda de rock. Con la popularidad previa del disco, antes de llegar al teatro, pasó por ser concierto, en escenarios como el Pittsburg Arena en Pennsylvania y finalmente el espectáculo estrenó en Broadway el 12 de Octubre de 1971, luego Australia y Suecia y en Londres el 8 de agosto de 1972, y a ésto seguirían todas las producciones mundiales que aún continúan extendiéndose, la película dirigida por Norman Jewinson en 1973 y, el primer gran salto a la fama de Lloyd Webber, quien sería la figura líder del nuevo musical británico de final de siglo y su expansión por todo el mundo.


Al éxito de Superstar, la dupla creativa seguiría el mismo modelo de sacar el disco doble primero y luego el espectáculo, con Evita, un musical basado en la vida de la primera dama de la nación argentina, sugerido por Tim Rice tras su visita a Argentina en 1974. El musical se estrena en Londres en 1978, seguido por numerosas producciones y la grabación de la popular canción Don't cry for me Argentina, y la controversia por la forma de contar la historia de Eva Perón.  La producción fue dirigida por Harold Prince, admirado por Lloyd Webber y quien ya se había ofrecido a dirigir Superstar en medio de su murmullo de popularidad.  


Elaine Paige en el papel de Grizabella
CATS (1981) Londres
Tras éste, Lloyd Webber colaboraría con otros letristas para sus subsecuentes apuestas musicales, todas exitosas.  Cats (1981) sería creada basado en un libro de poemas de T.S. Eliot (1888-1965), y rompería récords en permanencia en cartel tanto en Londres como en Broadway. Pero a éste, en cartel, lo superaría Phantom of the Opera (1986) estrenado en Londres bajo la producción de el más importante productor teatral británico, Cameron Mackintosh, y aún en temporada tanto en Londres como en Broadway y extendiéndose en producciones por todo el mundo y la película realizada en 2004.  Lloyd Webber, a través de su productora, Really Useful, y con su admirable genio musical sigue dando grandes éxitos a la escena británica y mundial, con musicales tales como Jeeves (1975), Tell me on a Sunday (1979), Song and Dance (1982), Starlight Express (1984), Aspects of Love (1989), Sunset Boulevard (1993), Whistle down the Wind (1996), The Beautiful Game (2000), Bombay Dreams (2002), The Woman in White (2004), Love Never Dies (2010), Stephen Ward (2013). La popularidad de estos musicales británicos, extendiéndose por Broadway y, en general, en todos los escenarios del mundo, se llegó a llamar la Invasión Inglesa, que marcó buena parte de la escena musical de los ochentas y noventas, principalmente.


Les Misérables. Elenco de Broadway. 1987


A la "invasión inglesa", se podría decir que siguió una cierta "invasión francesa" o "europea", pues el modelo de Lloyd Webber fue replicado en Francia por el músico Claude-Michel Schonberg y el letrista Alain Boublil, quienes también publicaron un disco doble de sus propuestas de musicales, para luego llevarlo a la escena. Su primer trabajo fue La Revolution Francaise, estrenada en París en octubre de 1973. Pero, siguiendo con los temas nacionalistas franceses, el gran éxito que los llevaría a la escena mundial fué Les Misérables, llevado al disco en 1980 y luego escenificado bajo la producción de Cameron Mackintosh y la dirección del director artístico de la Royal Shakespeare Company,  Trevor Nunn (quien ya había dirigido Cats), en Londres en 1985 y luego en Broadway en 1987, cuando ganaría el premio Tony al mejor musical.  Su siguiente éxito, también producido por Mackintosh, fué el musical basado en una recreación basada en Madame Buterfly pero puesta en el ambiente de la guerra de Vietnam, Miss Saigon, estrenado en Londres en 1989 y en Broadway en 1991, que gozó de gran popularidad durante todos los 90s. Otros musicales posteriores por Boublil & Schonberg fueron Martin Guerre (1996), The Pirate Queen (2006), Marguerite (2008) y Cléopatra (2011).




Last Night of the world 
del musical "Miss Saigon" (1989)
Música de Claude-Michel Schonberg, Letras de Alain Boublil
Letras al inglés: Richard Maltby, Jr.

El musical europeo desarrollaría así, varias tendencias particulares en cada país, con un sinnúmero de autores, producciones, cantantes y tendencias, que van variando década a década desde España hasta Alemania, desde República Checa hasta Rusia, desde Italia hasta Suecia.  Por nombrar solo algunas de los más prolíficos equipos creativos, nombremos al duo italiano de comediógrafos Pietro Garinei (1919-2006) y Sandro Giovannini (1915-1977), quienes dotarían su país de grandes espectáculos de revista y comedia musical tales como Un Trapezio per Lisistrata (1958), Rugantino (1962), Ciao Rudy (1966, 1972), Alleluja Brava Gente (1970) y Aggiungi un posto a tavola (1974), siendo éste último es más popular de todos.


En los países de habla alemana, siendo su escena principal la ciudad de Viena, el músico Silvester Levay y el letrista Michael Kunze marcarían grandes éxitos con musicales de producciones impresionantes y creaciones musicales impecables. Sus grandes éxitos serían Elisabeth (1992), Mozart! (1999), Marie Antoinette (2006) y Rebecca (2006). Kunze con el compositor norteamericano Jim Steinman, pasaría a la escena teatral en forma de musical la famosa película de Roman Polanski, Tanz der Vampire, estrenada en 1997 en Viena y extendiéndose por varios escenarios europeos.  




Total Finsternis 
del musical "Tanz der Vampire" (2011) 
Viena, Austria
Música de Jim Steinman, Letras de Michael Kunze

Otros nombres europeos de la escena musical incluyen a Marín Lignau y Edith Jeske en Alemania, Luc Plamondon en Francia, los suecos del grupo ABBA Benny Anderson y Bjorn Ulvaeus, el checo Karel Svoboda (1938-2007) entre tantos otros.

Volviendo a Broadway donde lo habíamos dejado, en los setentas, al tiempo que se popularizaba la Ópera Rock, con Superstar, seguiría la tendencia el autor neoyorquino (tanto de la música como de las letras) Stephen Schwartz con Godspell (1971), basado en las parábolas del Evangelio según San Mateo puestas en un entorno moderno. A éste éxito seguiría una colaboración de Schwartz escribiendo las letras para la producción Mass (1972), con música de Leonard Bernstein, para el Kennedy Center en Washington D.C, y luego un gran éxito nuevo en Broadway, el musical Pippin (1972), coreografiado por Bob Fosse y actualmente nuevamente en la cartelera de Broadway en un revival. Otras de sus exitosas colaboraciones creativas incluyen los musicales: The Magic Show (1974), The Baker's Wife (1976), Rags (1987) y una serie de colaboraciones al cine musical animado con Pocahontas (1995), Hunchback of Notre-Dame (1996), Pippi Longstocking (1997), The Prince of Egypt (1998) y Enchanted (2007). Su último gran éxito sería el musical Wicked (2003), una secuela de la popular historia del Mago de Oz, el cual ganaría el premio Tony ese año al mejor musical, con una duradera permanencia en cartel, y marcaría un ícono en los nuevos musicales de exportación de Broadway de ésta década, al representarse en varias ciudades del mundo ganando popularidad por su escenografía, efectos y estableciendo su canción principal "Defying Gravity" como un nuevo estándar del cancionero teatral.


Pero nos falta mencionar a una figura que ha estado presente en todas las décadas del musical mundial desde mediados de los años cincuenta: Stephen Sondheim, sin duda, para el musical americano el hombre más importante y vigente de los últimos tiempos. Cada una de sus obras un suceso, cada colaboración una apuesta dramática innovadora desde su propia esencia teatral, cada canción un éxito radicalmente diferente que utilizan muchos cantantes y actores para dar mayor popularidad a su creador. Stephen Sondheim y su labor casi ininterrrumpida desde su éxito como letrista del clásico West Side Story y dando continuidad a la esencia dramática de su mentor Oscar Hammersetin II, plantea la siguiente gama de musicales que aún no terminan: A funny thing happened on the Way to the Forum (1962), Anyone Can Whistle (1964), Do I Hear A Waltz? (1965), Company (1970),  Follies (1973), A Little Night Music (1974), Pacific Overtures (1976), Sweeney Todd (1979), Merrily We Roll Along (1981), Sunday in the Park With George (1983), Into The Woods (1987), Assassins (1991), Passion (1994) y Saturday Night(2000).



No olvidemos otro gran éxito de los setentas también, A Chorus Line (1975), un símbolo de su época y la gema principal de un coreógrafo que marcaría un hito en la historia de Broadway: Michael Bennett (1943-1997). Bennett fue una leyenda en su tiempo; ganó siete premios Tony como director y coreógrafo en Broadway, incluyendo éxitos setenteros como Promises, Promises (1969), Company (1971), Follies (1972), Seesaw (1974), Ballroom (1979) y Dreamgirls (1982).  A Chorus Line, con música por Marvin Hamslich (1944-2012), marcó una nueva etapa en el teatro musical, al escenificar, un poco al estilo de los "realities" recientes, el concurso e historias individuales de un grupo de artistas escénicos en una audición para un musical de Broadway. Las diferentes historias de cada persona, la persistencia en medio del fracaso, los temores, las luchas internas y grupales, develan el carácter humano de cualquier proceso en equipo, que en los procesos de selección teatral se magnifican, llevándolos a una dimensión muy humana, rompiendo un poco la distancia surrealista del musical, casi mediante distanciamiento, pero alternando novedosamente con números musicales con toda la espectacularidad de Broadway.

Con toda ésta variedad de tendencias del teatro musical marcando los años setentas y ochentas, pasando por la influencia europea (por no decir británica de principios de los noventas), las tendencias recientes, hablando de mediados de los noventas hasta la fecha, se han distinguido por la diversidad de aproximaciones al género, desde el punto de vista conceptual (digamos al estilo de Sondheim donde se desarrolla la propuesta dramática a partir de un concepto o idea particular; no necesariamente desde el conflicto dramático, el cual va surgiendo y elaborándose después). Así, la escena moderna está llena desde musicales simples y recursivos, hasta las más grandes y caras producciones épicas; desde una reinvención de los temas e historias clásicas, hasta las más arriesgadas propuestas que hablan de los problemas contemporáneos de nuestra sociedad.




Howard Ashman & Alan Menken
Alan Menken, un compositor que inició una exploración en el musical neoyorquino de Off-Broadway de la mano del letrista Howard Ashman (1950-1991), con un gran éxito de una versión teatral basada en la película de Roger Corman The Little Shop of Horrors (1982) y otros subsiguientes, hasta que con sus propuestas musicales dieron un nuevo renacer al cine animado de Disney desde The Little Mermaid (1989) y así, sus posteriores producciones, empezaría a llevar sus grandes éxitos del cine a la escena gracias al establecimiento de la división de producción teatral Disney Theatrical Productions que probaría suerte con Beauty and the Beast (1994).  A éste seguirían otros éxitos de Menken en el cine llevados a la escena con The Little Mermaid (2008), Newsies (2012) y de oras películas de Disney como The Lion King (1997), Mary Poppins (2004) y Tarzan (2006). Así mismo otras compañías productoras replicarían el modelo con nuevas adaptaciones de películas a formas que respiran a comedia musical de Broadway como Thoroughly Modern Millie (2002), Billy Elliott (2004), , Sister Act (2010), Spiderman (2011) o Matilda (2012),

Otra tendencia que surgió recientemente, fué hacer musicales basados en la discografía de cantantes, grupos musicales o figuras de la canción mundial. Ejemplos de estos cuentan las producciones pioneras británicas de Mamma Mia (1999) basado en las canciones del grupo ABBA o We Will Rock you (2002) basado en las canciones de QUEEN. Así mismo, en Broadway Jersey Boys (2006) basado en el grupo masculino The Four Seasons, 

Los géneros se mezclan, y nuevas propuestas dramáticas y experimentales dominan las producciones mundiales de los clásicos del teatro musical y de obras originales. Surgen algunos autores nuevos en el género, distinguiendo entre muchos otros a los norteamericanos: 

Jonathan Larson (1960-1996), quien se distinguiría por tocar en sus musicales temas de actualidad plena como la adicción a las drogas, la discriminación sexual, el Sida o las relaciones abiertas. Su gran éxito, el cual no alcanzó a estrenar ante su prematura muerte, fue RENT, basado en una actualización del tema de La Bohéme de Puccini. Era una propuesta de musical completamente novedoso para la escena de Broadway en los noventas y la emotividad relacionada a la vida y muerte misma de Larson, lo hizo aún más legendario.



Michael John LaChiusa también exploraría un musical más contemporáneo, a veces irreverente, con espectáculos típicamente desde Off-Broadway como Hello Again (1993), Marie Christine (1999), The Wild Party (2000), See What I wanna see (2005) o Bernarda Alba (2006).

Jason Robert Brown, debutaría con una revista musical Off-Broadway llamada Songs for a new World (1995), a la que seguiría su obra para Broadway Parade (1998), premiada y reconocida por la crítica, la cual luego también sería llevado al cartel de Londres. Su musical sobre y para adolescentes 13 (2007) alcanzaría también una temporada en Broadway.

Frank Wildhorn, tendría un gran éxito en 1990 con el musical Jekyll & Hyde, siguiendo la base de los musicales basados en historias de horror. Muchas de sus canciones alcanzaron gran popularidad, sobre todo siendo interpretadas por su esposa, la protagonista del musical, Linda Eder,  Otros éxitos subsiguientes incluyen: The Scarlet Pimpernel (1997), The Civil War (1998), Dracula (2004),  Wonderland (2009), siendo el compositor por excelencia para adaptar clásicos de la literatura a la escena del teatro musical. Además, fué el primer compositor de Broadway en colaborar en una producción original de la popular y tradicional compañía japonesa de teatro musical femenina Takarazuka, con el musical Never say Goodbye (2006).

Adam Guettel, hijo de la compositora de teatro musical Mary Rodgers, con éxitos de Broadway en los años sesentas como Once Upon a Mattress (1959) y nieto del gran Richard Rodgers, seguiría los pasos familiares como compositor de algunos musicales muy novedosos desde lo musical, tales como Floyd Collins (1996) y The Light in the Piazza (2005), que alcanzó la cartelera de Broadway.



La pareja de Stephen Flaherty & Lynn Ahrens, él en la música, ella en las letras, cosecharían algunos éxitos tempranos de Off-Broadway con: Lucky Stiff (1988), Once on this Island (1990) y My Favorite Year (1993), pero su trabajo más memorable, sin duda, fue para la megaproducción Ragtime, estrenada inicialmente en Canadá en 1996 y que llegaría a la gran manzana en 1998, para el lanzamiento del Ford Center for the Performance Arts (hoy Foxwoods Theatre) y duraría en cartel más de dos años.  También escribieron para el cine animado, como el film de Don Bluth Anastasia (1997) y varios musicales posteriores para la escena como Seussical (2000) o A Man of No importance (2002).

Varios otros musicales han poblado las nuevas luminarias de Broadway, en una era caracterizada por el cambio hacia lo digital y virtual. Aún el teatro vivo tiene algo que ofrecer. Algunos éxitos en Broadway incluyeron Hairspray (2003), Avenue Q (2004), Spring Awakening (2007), In the Heights (2008), Once (2012) o Kinky Boots (2013).

Kinky Boots (2013)






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